Adolfo Pérez Esquivel 9-6-2020
I.- El día después de la pandemia es hoy.
El mundo está sufriendo las
consecuencias de la pandemia del coronavirus, tenemos que hablar en tiempo
presente y saber que esto no terminó, estamos en el comienzo de cambios
profundos en las relaciones humanas, en lo social, económico, político y
espiritual.
El día después es hoy y urge
reflexionar sobre la grave situación mundial que provoca la pandemia y los
conflictos entre los intereses económicos y políticos que buscan continuar su
expoliación a los pueblos más pobres, imponiendo políticas que son parte del
colonialismo y esclavitud, que generan dependencia y sometimiento, que afectan
la vida de los pueblos. La deuda externa que genera más pobreza y el hambre en
el mundo son ejemplos de estas políticas que debieran ser canceladas en su
totalidad por ser ilegítimas.
La pandemia del coronavirus deja
al descubierto la desigualdad social y económica, situación que ha llevado al
estallido de otra pandemia: la pandemia del miedo y del hambre provocado por el
alto índice de desempleo, incluso, en países ricos con recursos económicos y
tecnológicos, como los Estados Unidos que en su política neoliberal deja más de
41 millones de desocupados. El abandono de la salud pública ha provocado hasta
el momento más de 111.000 muertos por el coronavirus. La crisis económica y
política golpea en los países ricos del norte y agudiza la pobreza en los
países empobrecidos del Sur.
Hasta el momento no existe
antídoto o vacuna para enfrentar la pandemia, sólo se pueden aplicar medidas
sanitarias de prevención y de higiene para evitar que se expanda el contagio
del virus silencioso y mortal.
El Covid-19 no tiene fronteras,
no selecciona ideologías de naciones o clases sociales y continúa provocando
miles de muertes y tensiones sociales dejando en la superficie la grave
situación social de discriminación y pobreza. El miedo provoca la inseguridad y
algunas personas sufren la acción sicológica de pánico por las condiciones de
encierro impuestas debido a las restricciones a la circulación. Es necesario
generar políticas de seguridad social y la solidaridad con las poblaciones más
afectadas, las villas, asentamientos, favelas, callampas, tugurios. La pobreza
cambia de nombre en cada país, pero en todos lados tiene el mismo rostro.
La resistencia social y la
participación de la comunidad son necesarias para evitar que cunda el miedo y
contrarrestar así la propaganda de medios de comunicación que buscan imponer el
pensamiento único y condiciona los comportamientos sociológicos, sicológicos y
políticos.
El miedo paraliza y del miedo a
la cobardía hay un solo paso, lleva a la pérdida de la identidad y los valores.
Vemos con preocupación la acción de sectores sociales que han desatado la
violencia contra los médicos/as, enfermeras/os por miedo a contaminarse y
rechazan y amenazan a los profesionales de la salud cuando regresan a sus
hogares, olvidando que son ellos los que cuidan la salud de la población,
incluso de quienes los atacan.
Sectores de la oposición al
gobierno argentino y algunos medios de comunicación han iniciado acciones a fin
de “romper la cuarentena”, acusando al Ejecutivo de imponer políticas
totalitarias al impedir la libre circulación. Se movilizan en manifestación
pública con cacerolazos sin medir los riesgos para su propia salud y para la
población expuesta al Covid-19. El presidente Alberto Fernández, acompañado por
gobernadores, técnicos, médicos, personal sanitario y dirigentes de la
oposición, fue muy claro y contundente: “Lo más urgente es salvar vidas. La
situación que estamos viviendo no terminó”. Es necesaria la colaboración y
apoyo de toda la población, y ser solidarios con nuestro pueblo.
América Latina se encuentra en
situación de fragilidad sanitaria, los hechos ponen al descubierto la grave
situación que atraviesas países hermanos como Ecuador, Colombia y Chile. Chile,
país donde además la respuesta del gobierno a los reclamos sociales es la
represión.
La situación del pueblo de Brasil
merece un aparato. Es preocupante el comportamiento de sectores que apoyan al
presidente Jair Bolsonaro, con su prédica violenta y desprecio a las mujeres, a
los negros, a los favelados, apoyando la violencia social contra los indígenas
y pobres; un gobierno que provoca los incendios de la floresta en la Amazonía y
pone en peligro la biodiversidad, la fauna y la vida de las comunidades
indígenas, y rechaza los cuidados frente a la pandemia del coronavirus
provocando el aumento de infectados y muertes.
Leonardo Boff se manifiesta
dolorido y preocupado por la grave situación que vive el pueblo de Brasil y
expresa que “existe una dimensión sombría en los comportamientos de la
población y que, en muchos casos, aún persisten las sombras del colonialismo y
la esclavitud”.
A pesar de lo señalado hay que
encontrar la fuerza de la esperanza, en la solidaridad entre las personas y los
pueblos. Bien dice la canción de Fito Páez-“No todo está perdido…”. Está la
resistencia y solidaridad de pueblos en el mundo y uno de los grandes ejemplos
para la humanidad es la Brigada Médica Henry Reeve de Cuba que desde hace
varias décadas están en los países más pobres y necesitados. Hoy la Brigada se
encuentra enfrentando la pandemia del coronavirus en 21 países.
El coraje del pueblo cubano es
admirable y alentador para la humanidad y una luz de esperanza.
II.- La Pandemia del Hambre.
La pandemia del Covid-19 agudizó
las situaciones económicas y políticas que se han vuelto incontrolables, como
el hambre que sufren muchos pueblos en el mundo, las migraciones forzadas por
los conflictos armados y la destrucción del medio ambiente: millones de
refugiados que huyen de sus países, del terror y los miedos al desamparo y el
hambre, buscando nuevos horizontes de vida con sus familias.
El coronavirus es resultado y
consecuencia de los grandes intereses económicos impuestos por los países
ricos, provocando la deforestación, la contaminación de ríos y mares, la
destrucción del ambiente, la desertificación y el uso y abuso de los recursos y
bienes naturales.
Josué de Castro —quien fuera
Director de la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura de
Naciones Unidas)—, en su libro “La geografía del Hambre, publicado en 1968,
dice: “El hambre es la manifestación biológica de una enfermedad sociológica”.
Señala los peligros que acechan por la desigualdad y la discriminación: “Los
pobres no duermen porque tienen hambre y los ricos no duermen porque tienen
miedo a los que tienen hambre”.
El sistema mundial está en crisis
y paralizado por la pandemia; a pesar de la grave situación, el neoliberalismo
continúa con su política de concentración y explotación. De continuar este
camino el mundo se dirige hacia nuevas catástrofes o a un suicidio colectivo.
Los pueblos, cansados de ser sometidos y esclavizados por un sistema injusto
que somete el presente e hipoteca el futuro, se levantan en rebeldía reclamando
alternativas y cambios en sus países y en el orden internacional en total
desorden.
Un científico nos llama a la
reflexión, el paleontólogo Theilard de Chardin —quien realizó sus excavaciones
y trabajos de investigación en China, donde publicó una de sus obras de mayor
trascendencia, “El Fenómeno Humano”— señala que la evolución de la vida planetaria
y el universo se sostiene en tres ejes fundamentales que se interrelacionan
profundamente y es necesario tener
presente por ser parte del Todo en la
creación: “La biogénesis, la antropo-génesis y la cosmos-génesis”, en su
permanente evolución “ascendente y convergente”, hacia la síntesis de la
evolución humana y planetaria. Cuando se destruye la biodiversidad de la Madre
Tierra se pone en peligro el equilibrio planetario y las necesidades del ser
humano y la vida generando la violencia que está viviendo la humanidad.
En su libro “El punto crucial”,
el científico Fritjof Capra, físico que encuentra una relación profunda entre
la ciencia y la espiritualidad, señala que “vivimos en un mundo caracterizado
por sus interconexiones a nivel global en que los fenómenos biológicos,
psicológicos, sociales y ambientales, son todos recíprocamente independientes.
Para describir este mundo de manera adecuada, necesitamos una perspectiva
ecológica que la concepción cartesiana del mundo no nos puede ofrecer”.
Es necesario el pensamiento y
mirada holística, integral de la vida. Necesitamos generar nuevos paradigmas,
una nueva visión de la realidad, una transformación fundamental de nuestro
pensamiento y de nuestra percepción y valores.
El “Neue Zurcher Zeifung” de
Suiza publicó el 25 de abril un artículo de un grupo de investigadores que
utilizan bases de datos de genomas y mapas de distribución; virólogos,
zoólogos, ecologistas y bio-informáticos, dirigidos por Kevin Olival de
EcoHearlt Aliance, señalaron que debemos saber para qué tenemos que
prepararnos. El cálculo del modelo se basa en los datos de 2085 especies de
virus detectados en animales mamíferos. 584 de ellos son capaces de propagarse
a los humanos, como el coronavirus. Se espera que la gran mayoría de los virus
provengan de las selvas tropicales de América, Asia y África, es decir de
regiones que los humanos están invadiendo, fragmentando y destruyendo cada vez
más y completamente los ecosistemas originales. La quema de la Amazonía
provocada por la especulación financiera nos pone frente a uno de los más
graves desastres que vive la humanidad.
La responsabilidad de la
devastación que sufre el mundo está en las corporaciones trasnacionales que
privilegian el capital financiero sobre la vida de los pueblos, afectando el
equilibrio de la biodiversidad y poniendo en peligro a la Madre Tierra y a todo
el sistema planetario.
La alerta es detener
inmediatamente la destrucción de las selvas si queremos salvar la vida
planetaria y salvar a la humanidad. La quema, destrucción y desmontes de gran
parte de los bosques dañan la vida, los territorios de los pueblos indígenas y
su forma de vida y cultura, víctimas de esta violencia y también de la pandemia
del coronavirus que han introducido en sus comunidades.
III.- El desafío es hoy, no el día después.
Los grandes empresarios y
gobiernos defienden sus intereses económicos y políticos y afirman que el mundo
cuenta con grandes avances y tecnología para enfrentar el hambre, sin embargo,
limitarse a introducir tecnología en un sistema corrompido por las
desigualdades sociales nunca resolverá el problema del hambre, por el contrario,
lo empeorará, como lo señala F. Capra. A pesar de que se produce más comida en
el mundo, cada vez hay más personas con hambre. En los países pobres en general
hay más comida y menos para comer.
Los pueblos están dejando de ser
espectadores y se asumen como protagonistas y constructores de sus propias
vidas e historia y luchan por su liberación; los mueve y da fuerza la
indignación por las situaciones de injusticias que soportan, por las fuertes
desigualdades de hambre y pobreza, y la búsqueda por construir sociedades
comunitarias libres y soberanas. Existen experiencias en diversos países que
asumieron sus luchas contra la desigualdad, el hambre y el derecho a la
democracia e igualdad entre todos y todas, y la vigencia de los derechos
humanos y de los pueblos.
Hay que hacer memoria, que nos
ilumina el presente. Hace varios años en Argentina, con la CTA-Central de
Trabajadores Argentinos– y junto a organizaciones y dirigentes sociales, como
Alberto Morlachetti; el Padre Carlos
Cajade y Víctor de Gennaro entre otros/as, se realizó en todo el país la
“Marcha de los Chicos del Pueblo” levantando el derecho a la alimentación y a
una vida digna, denunciando que: “El hambre es un crimen”.
Durante el gobierno de Ignacio
Lula da Silva en Brasil, se lanzó la Campaña Hambre 0, implementando políticas
productivas y sociales que lograron sacar de la situación de hambre y pobreza
extrema a más de 40 millones de personas. Campaña reconocida por la FAO.
Una de las luchas más
significativas es el MST —Movimiento de los sin Tierra— de Brasil: los/as
campesinos/as tomaron tierras improductivas y fueron puestas en producción de
alimentos, cpm la formación de cooperativas y desarrollo lograron construir
escuelas y generaron políticas integrales y culturales de vida digna para el
campesinado. La tierra es de quien la trabaja.
Otras experiencias de producción
y comercialización de pequeños y medianos productores rurales con fuerte
sentido cooperativo y comunitario, con escuelas bilingües, fueron las Ligas
Agrarias en Argentina y en Paraguay. y muchas otras experiencias se
desarrollaron en diversos países latinoamericanos y en continentes de África y
Asia.
La lucha contra el hambre es
lograr la soberanía alimentaria y tener presente que en cada región y cada
comunidad saben de la cultura de su alimentación. Superar el hambre en el mundo
no está en manos de las grandes corporaciones ni en los monocultivos y agrotóxicos,
que generan la dependencia y sometimiento de los productores agrarios. La
soberanía alimentaria está en la producción y desarrollo integral de los
pequeños y medianos productores rurales, su comunión con la Madre Tierra, los
bancos de semillas orgánicas, la biodiversidad y producción comunitaria.
Experiencias que los gobiernos deben ayudar, proteger y cuidar.
La ONU, la FAO y la UNESCO, como
otros organismos internacionales y nacionales, han logrado alcanzar objetivos
en bien de la humanidad, a pesar de las fuertes presiones e intereses
económicos y políticos que debieron y deben soportar. Aún falta la constitución
de un organismo jurídico internacional que ponga límite y sanciones a quienes
destruyen el ambiente y ponen en riesgo a la humanidad y a la Madre Tierra.
Porque las grandes empresas continúan la devastación, quema y destrucción del
ambiente contaminando tierra, ríos y mares.
La Academia de Ciencias del
Ambiente de Venecia, con su Director el jurista Antonino Abrami, ex magistrado
de la Corte de Venecia, ha iniciado la campaña llamando a la conciencia de
gobiernos y organismos internacionales sobre la necesidad de la creación del
“Tribunal Penal Internacional para juzgar los crímenes de lesa humanidad contra
el ambiente”. Se necesita ampliar las facultades jurídicas de los Estatutos de
Roma con los crímenes al ambiente e integrarlo en el Tribunal Penal
Internacional para juzgarlos como crímenes de Lesa Humanidad.
En Roma en diciembre del 2019 se
presentó la Constitución de la Tierra por Rainero La Valle, propuesta a la cual
nos sumamos y apoyamos, para generar nuevos paradigmas de vida y relación del ser
humano con la Madre Tierra. Es un llamado a la urgencia de convocar a
científicos, intelectuales, campesinos y organizaciones sociales a fin de
generar un Nuevo Contrato Social, donde el derecho e igualdad de grandes y
pequeños permita alcanzar el equilibrio con la Madre Tierra.
Es necesario hacer realidad el
preámbulo de las Naciones Unidas cuando proclama: “Nosotros los Pueblos del
Mundo resueltos […] A reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre,
en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de
hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas. El Preámbulo de las
Naciones Unidas es claro y contundente, es la voz de los pueblos que reclaman
el Derecho a la Paz.
Es urgente este llamado ya que
los responsables que provocan la destrucción y saqueo de los bienes y recursos
naturales actúan con total impunidad jurídica sin recibir sanción alguna.
La pandemia del coronavirus
afecta al mundo en todos los niveles y transforma la realidad, nos enfrenta con
la necesidad de cambios estructurales en las relaciones entre las personas y
los pueblos y nos señala que la humanidad debe cambiar su pensamiento y
construir nuevos caminos.
El Papa Francisco en la Encíclica
Laudato si, que diera a conocer hace 5 años, señala que se alza el clamor de la
humanidad de poner la mente y el corazón en proteger la Casa Común que nos
abarca a todos y todas, en respetar la Creación y en saber que el ser humano no
es dueño de la Madre Tierra, es parte del todo.
La humanidad debe volver a
generar el equilibrio en cada uno de nosotros/as y con el prójimo, con nuestro
pueblo, con la Madre Tierra, con el Cosmos y con Dios. Tener la mirada de
integración y unidad en la diversidad.
Cuando se quiebra el equilibrio
de la biodiversidad, se genera la violencia con las graves consecuencias que
provoca a la Tierra, víctima de los intereses y explotación de sus bienes y
recursos. Los desafíos son enormes, pero hay que asumirlos sumando voluntades,
superando el “monocultivo de las mentes” que impone el pensamiento único con
los tóxicos de la propaganda. La crisis hace temblar las reglas que habían sido
normales hasta el momento.
El escritor Leopoldo Marechal
decía que “del Laberinto se sale por arriba”. Uno de los pasos a dar es
compaginar lo urgente con lo importante, sin sacrificar lo uno y lo otro.
Entre las alternativas y
propuestas superadoras, que asume el desafío de los cambios hacia nuevos
paradigmas, surge el proyecto de reforestación de la Argentina en varias etapas
durante ocho años de árboles nativos. Proyecto presentado ante las autoridades
argentinas por el señor Horacio Schenone y que en su desarrollo tiene la
capacidad de generar fuentes de trabajo en cada región del país; recuperar
tierras áridas, el medio ambiente, el agua y desarrollar el plan de
reforestación tanto en zonas urbanas como en los campos.
Dicho plan propone que los
gobernadores, intendentes y organizaciones sociales y ecológicas asuman el
desafío y responsabilidad de recuperar el equilibrio con la Madre Tierra,
frente a la devastación que se está realizando.
IV.- La rebeldía de los ríos subterráneos.
En nuestra época existe la
fatalidad de la técnica que no puede detenerse y está sometida a la aceleración
del tiempo que ha desatado los acontecimientos que vive la humanidad. R.
Panikkar dice: “Ya no es la máquina la que se adapta al hombre, sino que éste
debe adaptarse al ritmo de la máquina. La expansión de la pandemia del Covid-19
en el mundo tiene que ver con las comunicaciones e interrelación de los viajes
y deja al descubierto la situación de desigualdad e injusticias que viven los
pueblos.
Vuelvo una vez más a señalar que
la rebelión de los pueblos nace de la indignación frente a las injusticias,
indignación que va creciendo como los ríos subterráneos que emergen a la
superficie con toda su fuerza contenida en momentos históricos y arrastra todo
lo que encuentra en su camino.
En estos tiempos de pandemia, el
detonante de la rebelión social fue el asesinato del joven afroamericano George
Floyd por la policía de los EEUU que impuso la fuerza y el odio racial contra
el joven negro y la negritud del pueblo norteamericano. Las revueltas se
desataron en todo el territorio de los EEUU reclamando cambios y justicia a los
responsables, denunciando al sistema injusto; la rebelión ha despertado la
solidaridad y apoyo en otros países que sienten la misma exclusión social de
sometimiento y esclavitud y alzan su voz y accionar contra el sistema de
injusticia y discriminación racial. Los problemas y necesidades que plantean
van más allá de la pandemia del coronavirus, es el rechazo a continuar
sometidos a los grandes intereses económicos y políticos y a la corrupción de
los mercados, al colonialismo y la esclavitud impuesto por el capitalismo y sus
políticas neoliberales. Las manifestaciones de rebeldía de los pueblos no sólo
estallaron en los países dominantes, lo vemos en Hong Kong contra el régimen
chino y en otros pueblos del mundo que buscan cambios en sus vidas y luchan por
la liberación.
Todos los ríos tienen cauces
diversos, son de una riqueza infinita, pero todos se unen en la mar, entre los
ríos subterráneos emergente en el mundo actual están los Movimientos de Mujeres
que buscan se respeten sus derechos y reclaman cambios estructurales sociales y
políticos. Su accionar no violento resiste frente a la dominación y el machismo
que provoca la desigualdad y la violencia contra las mujeres.
Hay detonantes que marcan el
límite, es la indignación y expresión de rebeldía de sociedades en diversas
partes del mundo que gritan ¡BASTA! Manifestaciones que se expresan con
violencia social y política; otras encontrando su cauce de luchas no-violenta,
ejerciendo la no-cooperación con el sistema de injusticia. Henry Thoreau en su
libro la Resistencia civil señala que “toda persona amante de la libertad debe
ser respetuoso de la ley”, pero seguidamente dice que “no toda ley es justa;
las leyes injustas deben ser resistidas hasta su total nulidad”. Así enfrenta a
la ley injusta de los EEUU en la guerra contra México y se niega a pagar los
impuestos, razón por lo cual termina preso.
Gandhi en la India en su lucha no
violenta contra el Imperio Británico utilizó la desobediencia civil en la
Marcha de la sal, los ayunos, el boicot a los productos británicos como los
textiles; lo tomaron preso y llamó a las movilizaciones populares en todo el
país, hasta lograr la expulsión de los británicos de la India.
Luther King asume la lucha por
los Derechos Civiles de sus hermanos de color en los EEUU y utiliza los métodos
no violentos para la resistencia civil y la no cooperación con las políticas
del gobierno hasta lograr el derecho de igualdad y poner fin a la
discriminación racial. Lamentablemente los hechos recientes con la muerte de
George Floyd demuestran que, a pesar de los avances alcanzados, queda la
dominación cultural en las fuerzas de seguridad, la policía y en sectores de la
sociedad.
V.- Hay que desarmar la razón
armada.
La lucha por los derechos humanos
en América latina y en particular en la Argentina durante las dictaduras
militares impuestas, a través de la Doctrina de Seguridad Nacional, por los
EEUU en el continente, con miles de muertos, torturados, desaparecidos y
exiliados, marcan la época trágica y también la resistencia no-violenta de los
pueblos en enfrentar las dictaduras.
La pandemia del Covid-19 deja al
descubierto el sistema de injusticia y la dominación mundial, con mayor
cantidad de hambrientos, pobreza y desigualdad social. La explotación y
devastación de los bienes de la Madre Tierra, el agua, los bosques que son
devastados y quemados por la especulación financiera y voracidad neoliberal,
hay que enfrentarlos con proyectos alternativos y cambios sociales, no bastan
los lamentos, es necesaria la resistencia social, política y espiritual de los
pueblos. Quiero recordar la entereza y fuerza de las Madres de Plaza de Mayo en
su lucha, fortalecida en el amor de sus hijas e hijos, cuando dicen: “A
nosotras nos parieron nuestros hijos e hijas, nos enseñaron el camino de la
resistencia y no dar ni un paso atrás”.
V.- Hay que desarmar la razón armada.
La lucha por los derechos humanos
en América latina y en particular en la Argentina durante las dictaduras
militares impuestas, a través de la Doctrina de Seguridad Nacional, por los
EEUU en el continente, con miles de muertos, torturados, desaparecidos y
exiliados, marcan la época trágica y también la resistencia no-violenta de los
pueblos en enfrentar las dictaduras.
La pandemia del Covid-19 deja al
descubierto el sistema de injusticia y la dominación mundial, con mayor
cantidad de hambrientos, pobreza y desigualdad social. La explotación y
devastación de los bienes de la Madre Tierra, el agua, los bosques que son
devastados y quemados por la especulación financiera y voracidad neoliberal,
hay que enfrentarlos con proyectos alternativos y cambios sociales, no bastan
los lamentos, es necesaria la resistencia social, política y espiritual de los
pueblos. Quiero recordar la entereza y fuerza de las Madres de Plaza de Mayo en
su lucha, fortalecida en el amor de sus hijas e hijos, cuando dicen: “A
nosotras nos parieron nuestros hijos e hijas, nos enseñaron el camino de la
resistencia y no dar ni un paso atrás”.
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